viernes, 5 de junio de 2015

El seguro y el precio de lo que nos gastamos

En diferentes situaciones de la vida cotidiana necesitamos disponer de un seguro, en ocasiones nos obligan (las leyes principalmente) y en otras nos sentimos obligados, y no muchas veces formalizamos el seguro por un acto reflexivo de necesidad.

Por un lado queremos estar protegidos de forma que ante determinados hechos desfavorables contemos con una indemnización suficiente, pero casi siempre además buscamos pagar lo menos posible.

Los reclamos no son por las coberturas y lo que el seguro responde, sino lo que podemos ahorrarnos... un actor o persona muy conocida y con carisma, se convierte en un hipnotizador de masas para atraer a contratar un seguro como si realmente conociese algo del tema, y sus consejos estuviesen basados en criterios técnicos y razonados.

Campañas publicitarias de regalos, y de descuentos suenan como música celestial de lo que nos ahorraremos... y empezamos a sumar dinero en lo que nos gastamos: el coche, la casa, la salud, el seguro de vida de la hipoteca... y empezamos a su vez a restar, si de este seguro me ahorro esto, y del otro aquello... ¡caramba! lo que me podré ahorrar.

Pero no sabemos que generalmente el ahorrar dinero sin más, puede venir dado por reducir garantías y límites, que no siempre quisiéramos dejar de tener. Y así a la larga ese ahorro, falso ahorro, puede salir caro.

El seguro debería ser algo más.... sino nuestro patrimonio puede, con el tiempo, verse afectado. Los profesionales y asesores cualificados se reconocen no por su fama sino por su capacidad de explicar, argumentar y aconsejar. Hay muchos, pero debemos más pensar en ellos y en lo que nos aconsejan, y no exclusivamente, en el ahorro de dinero.

Para similares garantías pueden haber precios diferentes, pero cuando las diferencias de precio son altas, las causas siempre provienen de las garantías no cubiertas y la reducción en los límites de protección.

Colaboran:


           





No hay comentarios:

Publicar un comentario